G^3 (de la necesidad de un pequeño timonel)
En
el primer post de la serie fue realizado un resumen de un artículo
de Arrow en el que se trataba el tema de la racionalidad en Economía.
No quiero que esto se convierta en un acopio de resúmenes de
artículos pero me va a resultar difícil, intentaremos ser buenos
costureros. Allí se explicó el sentido de la racionalidad en
Economía desde un punto de vista normativo. Existe una especie de
imposibilidad de la racionalidad en la noción de Arrow dado que en
el mundo real existen múltiples factores que impiden la acción
racional y que se traducen en información asimétrica: concentración
de poder y mercados incompletos. Por ejemplo no existiría la
posibilidad de generar señales en forma de precios para tiempos
futuros (importante el tema de la incertidumbre). Arrow no lo formula
así pero a lo que apunta cuando señala a la demanda como la
incógnita a la que debe enfrentar el monopolista es a un problema de
dominación. En un mercado perfecto no existe ese problema porque
todas tienen el mismo poder (no existe posibilidad de imposición y
todas somos precio-aceptantes).
Para Arrow éste es también un problema de racionalidad en el
sentido de que existe un límite a la maximización tanto social
(agregada) como individual.
La
macro convencional parte de esa concepción de la racionalidad a la
hora de construir sus modelos (la conducta individual racional y de
su agregación se obtiene un resultado igualmente racional). Donde
existen discrepancias es a la hora de considerar ciertas
rigideces en salarios y precios, dificultades para adaptarse en
el corto plazo. Pese a la falta de realismo de estos modelos a nivel
micro es posible trabajar con ellos y obtener buenos resultados en
sentido de buenas simulaciones macro. La macro está intentando
mejorar sus resultados mediante la incorporación de supuestos más
realistas, la dificultad está en qué significa esto. Uno de los
intentos de integración viene de la mano de algunos economistas
influidos por los conductistas
del estilo K&T (Kahneman & Tversky); modelos que
incorporan la conducta asimétrica de los agentes ante el riesgo, el
papel de las adicciones o de los marcos de referencia. Este enfoque
conductista considera que los agentes son en algunos aspectos y en
determinadas circunstancias irreductiblemente irracionales.
Gigerenzer no se encuentra entre ellos.
El
otro día acabamos aquí; hoy comienzo mediante el contraste.
Recurriré a la definición de racionalidad limitada según Simon
(bounded
rationality) tal como la lee Gigerenzer dado que una de las
críticas que hace el psicólogo alemán a los seguidores de la
economía de la conducta es que no defienden propiamente aquello que
es racional y que parten de un modelo normativo equivocado. Además
el contraste al que me refiero resulta importante porque nos permite
comprobar lo complejo de la cuestión a la que nos enfrentamos. Una
cosa sería la racionalidad desde un punto de vista teórico y otra,
aquella que nos atañe como científicos sociales, sería la
racionalidad presente en las decisiones que toman los individuos. Y
en este punto sería crucial hacer referencia al entorno en el que
las decisiones son tomadas, las circunstancias a las que está
sometida la agente decisora. La decisión sería racional sólo en
relación con el entorno y es respecto de él como se debe considerar
su optimalidad. A esa racionalidad "que se remanga la camisa"
la identifica Gigerenzer con la «bounded rationality» de Herbert
Simon al que recurre para definirla. Es un proceso cognitivo en el
que:
- La tarea es demasiado compleja como para calcular una solución exacta.
- El entorno de la tarea necesita ser estudiado. Lo cual engloba el entorno de la tarea + poderes de adapatación del sistema.
- Recursos cognitivos limitados. La obtención de info... está limitada por factores como el tiempo, las capacidades,...
- Se especifica una tarea de satisfacción. Formulación específica de la estrategia de satisfacción «satisfacing». Ese modelo de satisfacción es un intento de resolver la tarea (no maximiza, resuelve).
A
esta concepción simoniana le corresponde una propuesta viable para
determinado tipo de circunstancias. Así, hay que enfatizar que el de
Gigerenzer no es un programa completo para toma de decisiones en
cualquier tipo de entorno. Son determinado tipo de estructuras
informativas las que, cuando nuestros recursos cognitivos son
limitados, entonces lo óptimo es seguir una «Fast
and Frugal Heuristic», esto es, poseer una serie de reglas de
decisión que, paso a paso, y mediante una búsqueda limitada de
información, exploten esa estructura de una forma óptima.
Existe
un sentido en el que su propuesta es limitada: se refiere a la
optimalidad de respuestas simples que hacen uso de poca información
como óptimas a otras más complejas en determinados contextos; la
demostración de que efectivamente se dan mejores resultados en esas
circunstancias modificando por lo tanto el sentido de la
normatividad. Lo racional por lo tanto en determinadas situaciones no
tiene que ver con el modelo habitual de inferencia bayesiana con uso
exhaustivo de toda la información disponible; por lo tanto el
problema (en determinadas circunstancias) no es que tengamos poca
información o que ésta sea asimétrica sino saber identificar
aquellas claves en nuestro entorno que nos proporcionan la
información sintomática para hacer uso de ella mediante reglas
simples. Esta propuesta tan atractiva en mi opinión debe ser
sometida a una crítica relativizadora: el problema está en pensar
que esa forma de normatividad lo es todo, y efectivamente vermos cómo
hay quien llega a ese tipo de conclusiones. Podríamos resumir
nuestra postura, arriesgándonos a acuñar un eslogan, "no a
Giggerenzer
sin un pequeño
timonel".
Para
abordar un poco más en detalle estas cuestiones es bueno que
analicemos un poco más en detalle la crítica que dirige a K&T.
Achaca a estos que utilicen como modelo normativo respecto al que
realizar el análisis del comportamiento óptimo de los agentes el de
probabilidad bayesiana. Esta forma de entender los procesos
cognitivos sería lo que lleva a K&T a formular los test de una
determinada forma y a interpretar los resultados a esos test respecto
de lo que debería ser una respuesta óptima (en el sentido
bayesiano). G no sólo ataca ese modelo de normatividad bayesiana
porque ya no esté de moda en la psicología cognitiva (así habla de
frecuentismo y subjetivismo como corrientes principales hoy día)
sino también porque no es realista en determinado tipo de
situaciones en las que los agentes se desenvuelven cotidianamente y
porque en esas situaciones tampoco es óptimo. La «fast and frugal»
sería la respuesta normativa a ese tipo de situaciones centrada en
el estudio de la estructura del entorno.
Para
ilustrar el enfoque de Gigerenzer recurriremos a la exposición de
uno de los procedimientos más frugales [Ver: Gigerenzer 99, Models
of Ecological Rationality: The Recognition Heuristic, disponible
online (pdf)] es el llamado «recognition heuristics»,
consistente en una forma de inferencia derivada de trazas presentes
ante la ausencia de conocimiento. Es lo que sucede ante el llamado
«less is more effect». Un ejemplo sería el de una prueba
realizada por Gerd con alemanes y estadounidenses, que tienen que
reconocer en un cuestionario las ciudades propias y ajenas (los
alemanes las norteamericanas y viceversa) que tienen más de cien mil
habitantes. Tanto los norteamericanos como los alemanes aciertan más
ciudades ajenas que propias dado que en este contexto saber mucho es
malo (si un alemán conoce una ciudad norteamericana es más probable
que tenga más de cien mil habitantes que si la conoce un
norteamericano).
Otro
tipo de heurística al que se suele referir Gigerenzer es aquella en
la que se debe realizar una tarea muy compleja pero en la que existe
una regla simple que explota la relación de nuestra conducta con la
estructura del entorno. Pone el ejemplo de un jugador de rugby que
corre con la intención de atrapar una pelota. Si recurriese a la
lógica bayesiana sería imposible la captura del objeto de su
atención en el tiempo y forma que le conduzcan al éxito, pero, si
sigue una regla simple no. Después de estudiar la forma en la que
los jugadores de rugby atrapan la pelota ovalada Gigerenzer encuentra
la regla: mantener la vista fija en la pelota de tal forma que
mientras corres el ángulo en el que mantienes la vista fijada sea
constante hasta que esté lo suficientemente cerca de la misma como
para que puedas atraparla. Para ello el jugador corre hacia la pelota
en suave zigzag hasta conseguirlo. Naturalmente es una regla
instintiva, no somos consciente de utilizarla ni del proceso de
aprendizaje que seguimos para llevarla a cabo. Funciona porque es
simple y explota la estructura informativa del entorno centrándose
en una sola característica. Es seguida también por perros y otros
animales, por lo que tiene carácter evolutivo.
Se
me ocurre resaltar un par de cosas de este tipo de heurística:
primero el énfasis, lo importante que resulta la estructura del
entorno. Es la estructura de la distribución de la información lo
que determina la no optimalidad del mucho conocimiento. Saber mucho
es malo en este tipo de situaciones, como cuando tienes que tomar
decisiones sobre personas que conoces demasiado bien.
En
ambos casos existe una planicie entre hombre y animal. Son reglas
inscritas en nuestro código, sobre todo en el segundo ejemplo. El
primero es más bien una ilustración sobre la importancia del
entorno (no es mérito del que responde el acertar, sino una
circunstancia inscrita la estructura del conocimiento al que ha
tenido acceso); el segundo sobre la forma en la que el éxito de este
tipo de reglas está inscrito en nuestro código genético.
Y
para ambas vale la misma objeción: el ser humano tiene una capacidad
antes inaudita de modificar su propio entorno pese
a lo que algunos puedan decir. Y no sólo eso, sino que en muchas
ocasiones lo hace de forma consciente. La estructura del entorno en
el que nos manejamos está trabada por una complejísima construcción
de generación de información y de simbolización. Es bueno tener en
cuenta a Gigerenzer siempre que no perdamos de vista que la
estructura a la que nos referimos no es completamente externa a
nosotros sino que forma parte de una dinámica de la que formamos
parte.
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