el problema del realismo psicológico (III)

(formas de aproximarse a la verdad)
Los economías suelen señalar la existencia de un trade-off entre la introducción de mayor realismo psicológico y la inteligibilidad de los modelos que pueden ser construídos. (Augler & March). Hoy no nos ocuparemos hoy del objeto principal de nuestro estudio (el realismo psicológico), que representa el problema sobre este trade-off que ha ocupado la vida intelectual de algunos de los más grandes economistas de la segunda mitad del s.XX. (Simon, Williamson, North). nos ocuparemos de la polémica sobre el uso del método deductivo que hacen los austriacos, que ha destacado recientemente Lord Keynes. Intentar hacer ciencia mediante el uso, aunque sea parcial, del método deductivo, mediante el uso conocimiento apriorístico es considerado una aberración por muchos científicos de otras áreas que no son la economía. En psicología el funcionalismo y el llamado intelectualismo (la consideración de la mente como una compu) actúan también de esa forma. Se intenta paliar ese déficit mediante la predicción (no los austriacos) en base a los modelos generados por los principios no realistas empleados en los modelos. Pero predecir no es tan fácil en las ciencias sociales.
El trabajo en laboratorio de los economistas experimentales y los conductuales está abriendo una nueva vía de exploración sobre las formas en las que los agentes toman decisiones. Pero ese trabajo se sigue basando sobre principios aprioréticos, dado que al diseñar los experimentos se da por sentado que las decisiones se toman de una forma y no de otra, o que la información a tener en cuenta a la hora de tomar una decisión se representa de una determinada forma y no de otra. Y de todas formas, con todos esos apriorismos el conocimiento generado mediante esas pruebas de laboratorio es muy valioso y nos aporta información muy valiosa.
otro de los proragoinsitas de esa polémica sobre el apriorismo austriaco es el un macroeconomista. Parace que la ciencia que desarrolla este señor está libre de apriorismos. Algunos notables macroeconomistas hacen sangre sobre la metodología defendida por los austriacos conocida como praxeología. (de Mises a Murphy) pero toda la microeconomía está afectada de ese mal científico del razonamiento a priori. La propia macroeconomía establece sus apriori: todas y cada una de las corrientes de pensamiento macro lo hacen.
Pongamos el ejemplo más básico que se me ocurre: al estudiar la actividad económica ésta está determinada por la cantidad de factores productivos empleados en el proceso de producción y por la tecnología empleada en el mismo. Ésta se valora mediante el estudio de los precios a los que las cantidades producidas son intercambiadas. Esa actividad es medida mediante una serie de indicadores como el PIB, las ventas de productos manufacturados y un larguísimo etc. Algunas corrientes suponen que toda actividad económica decidida por los agentes es 'buena', otras que cuanta mayor actividad económica 'mejor', otras que toda actividad económica debe ser decidida en determinadas condiciones de 'no distorsión', otras que la actividad económica debe ser la menor posible (algunas ecologistas). Los componentes de pureza y amabalidad de la actividad son decididos sobre supuestos apriori. ¿Cómo no? Lo que es la actividad y lo que no también.
Pero puestos a cometer el 'pecado de Hegel' no seamos tan necios como llegó a serlo él. Allí donde nos veamos obligadas a asignar propiedades psicológicas a los agentes, simplificando, hagámoslo considerando las cosecuencias de esa simplificación. Cuando establezcamos una función objetivo tengamos en cuenta los factores que han de ser política y económicamente valorados: debido a los presupuestos psicológicos de los que partimos quizás las políticas no sólo deban considerar la maximización del PIB, quizás las políticas de promoción de la actividad económica no se deban basar únicamente en incentivos monetarios, y también quizás ciertas políticas económicas no deban serlo directamente. Quizás ciertas políticas no deban ser gubernamentales sino populares. Quizás de una crísis no se salga sólo 'estimulando' la demanda o generando crédito empresarial; quizás no sean sólo las políticas gubernamentales las que deban ser activas. Nos cuesta recordar que no todos los agentes económicos son empresas, ni todos los agentes políticos son gobiernos.

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