'que se jodan' y otras obscenidades
vivimos tiempos en los que nos sentimos
concernidos históricamente en aquello que hemos sido. Existen
teorías morales que entienden de distinta forma la responsabilidad
moral respecto de la comunidad de la que formamos parte, aquella
respecto de la que nos sentimos apelados. Existe un artículo muy
bonito sobre este tipo de cuestiones. Lo recomiendo incluso a
aquellos que no saben mucho de filosofía o que no se sientan muy
atraídos por ella debido aquello que dice sobre nosotros, que ahora
nos encontramos en el centro del huracán. Para quien de todas formas
no quiera leerlo haré un pequeño resumen + una apelación desde
zizek, desde cierta lectura hegeliana de aquello que viene siendo el
Estado. Creo que tal lectura puede introducir elementos que nos
ayuden a entender aquello que nos ha pasado, quienes hemos sido.
La acción política debe ser precedida
por una lectura moral; a ello dedicaremos el resto de esta entrada,
primero resumiendo el artículo de Richard Rorty ['postmodernism
burgeois liberalism'], después introduciendo zizek. Por último
interpretando España desde nuestra relación con el Estado y nuestra
responsabilidad en su mal funcionamiento.
Nos dice Richard Rorty en
'Postmodernist
Bourgeois Liberalism', [The Journal of Philosophy, Vol. 80, No.
10, (Oct., 1983), pp. 583-589] explicando las formas de pensar la
responsabilidad respecto de una comunidad, nuestras formas de
pertenencia a lo común, expone dos formas de pensar esta
responsabilidad: mediante la apelación a las tradiciones kantiana o
a la hegeliana. La responsabilidad moral hay que entenderla respecto
de nuestra comunidad de referencia, por referencia a aquello que
pensamos que pertenecemos. Pone el ejemplo clásico de los mineros,
solidarios unos respecto a los otros, siempre desconfiados de
instituciones políticas y judiciales. No pueden ser acusados de
irresponsables respecto de estas dado que su comunidad de referencia
es la de los propios mineros, aquellos que han de adentrarse día
tras día en la mina. y nos dice Rorty:
'It is not clear that those who thus marginalize themselves call be criticized for social irresponsibility. One cannot be irresponsible toward a community of which one does not think of oneself as a member. Otherwise runaway slaves and tunnelers under the Berlin Wall would be irresponsible. If such criticism were to make sense there would have to be a supercommunity one had to identify with-humanity as such. Then one could appeal to the needs of that community when breaking with one's family or tribe or nation, and such groups could appeal to the same thing when criticizing the irresponsibility of those who break away. Some people believe that there is such a community. These are the people who think there are such things as intrinsic human dignity, intrinsic human rights, and an ahistorical distinction between the demands of morality and those of prudence. Call these people "Kantians." They are opposed by people who say that "humanity" is a biological rather than a moral notion, that there is no human dignity that is not derivative from the dignity of some specific community, and no appeal beyond the relative merits of various actual or proposed communities to impartial criteria which will help us weigh those merits. Call these people "Hegelians." p.583.
Rorty se posiciona al lado de la
tradición hegeliana, lo cual no tiene por qué implicar una
apelación al marxismo sino a una concepción histórica y
contextualizada de la formación de las referencias morales que nos
atañen. la visión de tradición kantiana, representada por Rawls, y
que está viva en el liberalismo, se representa esa responsabilidad
moral como haciendo referencia a valores universales abstractos; el
individuo que así se considere concernido moralmente debe determinar
el 'qué hacer' haciendo abstracción de sus circunstancias concretas
para pensar en términos de 'la humanidad', 'qué debería hacer yo
si no fuera yo' (en tanto que persona humana no concreta). Los que se
sienten hegelianos historifican, entienden esa responsabilidad como
referida a una comunidad concreta en la que ocupan un lugar
determinado:
'Nations or churches or movements are, on this view, shining historical examples not because they reflect rays emanating from a higher source, but because of contrast-effects-comparisons with other, worse communities. Persons have dignity not as an interior luminescence, but because they share in such contrast-effects. It is a corollary of this view that the moral justification of the institutions and practices of one's group-e.g., of the contemporary bourgeoisie-is mostly a matter of historical narratives (including scenarios about what is likely to happen in certain future contingencies), rather than of philosophical metanarratives.'
Y Zizek es de los que piensa que las
comunidades, por así decirlo, tienen
vida propia.[Zizek's Talk at Princeton: 1:04:30 en adelante]. El
Estado es uno de los ejemplos más recurrentes. El funcionamiento de
las instituciones es muy peculiar, cada institución tiene sus
propias normas, sus especificidades dependiendo de su historia, y en
un sentido hegeliano también un inconsciente institucional que forma
parte de una lógica del funcionamiento de esa institución. Así,
oficialmente un Estado puede declararse oficialmente en un sentido
pero mediante sus prácticas desvelar funciones no declaradas. Estas
funciones no declaradas pueden pasar inadvertidas para los propios
agentes de esas funciones (un funcionario puede realmente creen en lo
oficialmente declarado por la institución a la que pertenece y
llevar a cabo actividades que socavan esa finalidad, incluso puede
estar pensando en sus vacaciones de verano y nada más y realizar la
lógica oculta de la institución). Es algo que pretende llamar el
Inconsciente Institucional, un conjunto de presupuestos morales, de
creencias, y de deseos que son negadas por esa lógica oficial, por
el diseño consciente de la institución, pero que de todas formas
pertenecen a esa misma lógica oficial. Estas prácticas que forman
parte del funcionamiento del Estado. Hegel dice que el Estado es para
el pueblo la conciencia de si mismo, en el sentido de que mediante él
se realiza un registro reflejo ('reflective registration'). Pone el
ejemplo en otra conferencia de las torturas a manos de los marines en
Abu Graib. Esos actos no fueron, según Zizek, maldades de personas
concretas a las que se les fue la olla, como proclaman las
explicaciones oficiales dadas por Washinton, sino el registro reflejo
de una forma de actuar no oficial de esa institución. Se complace en
recordar las novatadas obscenas tan típicas de todo estamento
militar, tan características de los EEUU.
Bien, pues traigamos el agua a nuestro
molino: pensemos en los Fabra, los ERE, los Baltar y en el
paradigmático ejemplo de la Casa Real. Aquello que es interpretado
oficialmente como inadecuados comportamientos privados son para Zizek
ese registro reflejo que nos habla del inconsciente institucional.
Pero no debemos perder de vista que estos fenómenos, en tanto que
acompañan a toda forma oficial de conducirse, en tanto que actos que
se acaban manifestando debido a eso que no se dice públicamente
(como las 'cintas guarras' del bigotes), forman parte del
funcionamiento del Estado. Y el Estado es para el pueblo la
conciencia de si mismo, la oficialidad y la no oficialidad. Tanto
aquello que está escrito como los manejos para el control de las
compañías energéticas. Nos atañe a tod@s dado que ello nos
declaramos. El ciudadano no es un aparte de esa lógica, y si quiere
hacer aparte de la misma ha de ser mediante el compromiso con otra
comunidad de referencia.
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