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fracaso, avance y retroceso

sabéis que existe algo que se ha dado en llamar imperialistic economics . Tiene su origen en un fracaso. El de Hotelling y Schultz antes de la II Guerra Mundial, cuando, intentando dotar de una base empírica a la recién formulada teoría de la preferencia revelada intentaron la derivación de funciones de demanda a través de datos de la agricultura en los EEUU. Después de ese fracaso vino la guerra, las primeras computadoras, la teoría de la información, los códigos, la teoría cyborg, y un largo etcétera. De acuerdo con Mirowski la profesión económica en los EEUU reaccionó de dos formas: algunos, como Arrow, Debreu o Koopmans, comenzaron el camino de la abstracción; se refugiaron en axiomas de los que se derivaban consecuencias. Otros, entre los que se encontraban Stigler, Friedman y Becker, hicieron piña en Chicago y adoptaron una actitud desafiante e invasiva: la Economía podía explicarlo todo siempre que tiviese a mano una tijera marshalliana y se aplicase en el análisis parcial...

sorpresas amargas

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Loewenstein (1.988) analiza la reacción de los sujetos ante una modificación en un punto de referencia de carácter temporal: existe un momento del tiempo en el que se considera se materializará un evento económico (una ganancia o una pérdida esperadas). Si ese evento se adelanta o atrasa se produce una modificación en el punto de referencia, que los sujeto valoran de forma asimétrica. Además analiza el efecto hedónico derivado de ingresos no anticipados. Cuando se realiza un ingreso no anticipado ( figura 1 del artículo ) el sujeto lo siente como una ganancia valorada por como v(x). Cuando espera una ganancia que finalmente no se relaiza (figura 2 del artículo) entonces el sujeto siente esa no realización como una pérdida valorada como v(-x).  v(x) < -v(-x). Cuando esperas una mejora en tus condiciones de vida (porque Varoufacker) y esta no se produce => se produce un efecto desilusión. Si estuviera Samaras ya sabías que te iban a dar por ahí. ...

¿a mi palabritas de amor?

Trabajando en la tesis, leyendo una cosa de George Loewenstein, me he encontrado una sugerente cita de Tocqueville. Dice algo así como que contigo pan y cebolla si no me queda más remedio pero como me traigas un día palabritas de amor lo mando todo a tomar por culo: Nations that have endured patiently and almost consciously the most overwhelming oppression often burst into rebellion against the yoke the moment it begins to grow lighter. The regime wich is destroyed by revolution is almost always an improvement over its immediate predecessor... Evils which are patiently endured when they seem inevitable become intolerable once the idea of escape from them is suggested. A. de Tocqueville. The Old Regime and the French Revolution. Harper and Bros, NY. 1856, p.214. no he podido más que pensar en Grecia. O en España, no sé. Revolution is comming .

Lenguaje e idioma de los economistas I

Una introducción vaga y vaporosa del lenguaje económico con una aclaración final. Construír un modelo es tan difícil como saber qué se puede decir mediante un modelo. Un modelo es una fábrica de dinámicas; estudiamos las formas que pueden adoptar y qué se puede o no decir con ellos. Dice Ariel Rubinstein que los modelos, como las fábulas, no tienen por qué ser realistas; deben servir más bien como herramientas que permitan comprender mejor, explicar fenómenos y dinámicas. La predicción no entraría dentro de las utilidades que se derivan del trabajo con los modelos - fábulas que son las herramientas de los economistas. Para entender de qué va la economía, sobre todo en su versión micro, hay que aprender un lenguaje que tiene algo de neolengua. Un bien no es un bien, la producción no siempre se produce, la racionalidad no siempre es racional, y la utilidad no tiene nada que ver con los posibles usos de las cosas. En la actualidad hay muchos dialectos y lenguas propias por derecho ...

una de sueños húmedos

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ya he comentado en alguna entrada anterior eso de que los economistas nos hemos puesto de moda. Pero unos más que otros. Me refiero a los macroeconomistas. Son ellos los auténticos economistas estrella. Parece que siempre tienen algo de qué hablar: si baja el euro porque baja el euro, si la balanza básica no progresa adecuadamente pues eso, que no lo hace. El chiringuito macro está montado de tal forma que siempre sucede algo. Pero es que además el tipo de dinámica involucrada en los fenómenos macro es especialmente atractiva para los periodistas: se pueden seguir en tiempo real o en cuestión de hora acontecimientos dramáticos, puede verse a gente tirarse de los pelos, haciendo cola ante la puerta de una sucursal bancaria o a Super Mario haciendo declaraciones. ¿Y la micro? ¿Quién se ocupa de ella? Es cierto que en algunos aspectos la división puede ser un tanto artificial en el sentido de que cuando la crisis estalló, por ejemplo, consultaban con expertos en el mercado inmobili...

sin nada de gracia

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Hoy he estado viendo cositas de Becker (Gary). En concreto su "De Gustibus Non Est Disputandum" [GD], escrito a cuatro manos junto a George Stigler. Además he repasado mis notas sobre su "A Theory of Rational Adiction" [TRA] e "Irrational Behavior and Economic theory" [IBET]. En IBET, el más antiguo de ellos (1966), se formula una defensa de los argumentos de su principal mentor, Milton Friedman. Se define aquello que es racional en economía. El mercado constituiría un mecanismo tal que produciría racionalidad (económica); sería, por lo tanto, la institución económica por excelencia. Ese artículo representa la clase de los argumentos que se defendían desde la Escuela de Chicago sobre por qué a la Economía debían importarle un pimiento la introducción de mayor realismo en los presupuestos con los que se maneja. Esto incluye cualquier consideración psicológica o cognitiva. Si el mecanismo de mercado es capaz de producir racionalidad entonces ¿por qué p...

sobre tentaciones y frustraciones

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en Economía está de moda lo torcido, difícil de enmendar, lo contumaz errado. Atribuyen a Séneca la máxima: " Errare humanum est, sed in errare perseverare diabolicum ". Y es que equivocarse se equivoca cualquiera pero la contumacia nos resulta especialmente problemática. En Economía durante mucho tiempo se ha evitado la consideración de este tipo de fenómenos. Se asumía que toda conducta económica era racional, pero racional en un sentido económico. Esa racionalidad económica consiste en la coherencia entre actos y deseos (o preferencias). Esto es, si prefiero una frigolosina de limón a una de fresa entonces compraré la de fresa. Además, si dispongo de una renta de 100€ a la semana, de la cual dedico 10€ a fragolosinas, si esa renta disminuye como consecuencia no incrementaré mi consumo de frigolosinas. Estas condiciones así puestas, que suenan tan razonables y lógicas, no se cumplen siempre. De hecho, hay numerosas excepciones al concepto de racionalidad en Economí...